Desde 1980, y a sólo 1 km del pueblo Vale de Santiago, nació una granja porcina intensiva e ilegal, sin ningún control ni rendición de cuentas. Como resultado, después de cuatro décadas, se han construido 5.000 m2 de edificios ilegales, se han criado cientos de miles de cerdos sin ningún control y se han liberado toneladas de contaminantes al aire, al suelo y a los sistemas de aguas subterráneas, con terribles consecuencias a largo plazo para el pueblo y sus habitantes.
En 2017, la explotación ilegal fue transferida a una empresa local llamada Rações de Santiago Lda. http://racoessantiago.pt/, que inició un proceso de regularización en el ámbito del RERAE (Régimen Extraordinario de Regularización de las Actividades Económicas; Decreto-Ley nº 165/2014, de 5 de noviembre). Al mismo tiempo, y poco después del traspaso de la granja, se amplió aún más, hasta el punto de que en la granja había más de 5.000 cerdos, entre verracos, cerdas y lechones.
Posteriormente, en 2020, un grupo de vecinos contactó con los directivos de Rações de Santiago para expresarles su creciente preocupación por la explotación intensiva de cerdos con la esperanza de encontrar soluciones. Cinco años después de la reunión con los responsables de Rações de Santiago, y a pesar de los resultados desalentadores hasta el momento, el grupo de vecinos sigue plenamente comprometido a cambiar la narrativa en el Alentejo rural, defendiendo los derechos humanos, animales y ambientales. De hecho, la Asociación Monte Alegre nació precisamente ante esta necesidad de protegerse contra la cría ilegal de cerdos intensivos.
La Asociación Monte Alegre y los vecinos de Vale de Santiago todavía creen que es posible un cambio, defendiendo la postura de que si finalmente se legaliza la finca, deberá cumplir con toda la legislación pertinente y no “a la carta” dependiendo de lo que Rações de Santiago quiera hacer o no. La realidad es que las instituciones, desde el nivel local (CMO, CCDR, ARH) hasta las del nivel nacional, como los ministerios competentes, deben tomar decisiones importantes.
Estas decisiones determinarán el tipo de Alentejo que tendremos en el futuro próximo: suelos y aguas contaminados, pueblos vacíos, sin escuelas, sin comercios ni personas, pero llenos de explotaciones ganaderas y agrícolas intensivas, principalmente centradas en la explotación sin control de los recursos naturales y del ser humano; o, pueblos vibrantes con niños, empresas, emprendedores, escuelas y una población comprometida con la protección y el cuidado del medio ambiente.